Fecha de emisión: 23 jul, 2025
El 23 de julio de 1746, en el pequeño pueblo malagueño de Macharaviaya, nació Bernardo, hijo de Matías de Gálvez y su esposa Ana Gallardo, un modesto matrimonio de ascendencia hidalga que vivían del cultivo de la tierra y del ganado doméstico.
Bernardo comenzó su carrera militar en 1762. Combatió contra los portugueses en Almeida, contra los apaches en Chihuahua y Texas y contra los piratas argelinos. En las dos últimas acciones recibió cuatro heridas.
Ascendido a coronel regresó a América tras ser nombrado gobernador de Luisiana y jefe del regimiento que la guarnecía. Allí matrimonió con Felícitas Saint-Maxent, con la que tuvo tres hijos. La boda se celebró in articulo mortis, pues se encontraba en muy grave estado a consecuencia de una enfermedad que, lamentablemente sufriría el resto de su vida y sería la causa de su fallecimiento.
Desde Nueva Orleans y en nombre de España aportó cuantiosos fondos a la Revolución Americana, y tras el comienzo de la guerra contra los ingleses consiguió importantes triunfos en la campaña del Misisipi. Panzacola fue el último de ellos y el más importante, porque resultó decisivo para la victoria de Washington.
En 1784 fue nombrado virrey de Nueva España, sucediendo en tal cargo a su padre, y allí desarrolló una excepcional labor en favor del pueblo mexicano. Desgraciadamente y a consecuencia de su enfermedad, falleció a los 40 años el 30 de noviembre de 1786. Sus restos reposan en la iglesia franciscana de San Fernando, en donde también fue enterrado su padre.
En el año 2001, dado que la egregia figura de Bernardo de Gálvez estaba prácticamente olvidada en España, y en cumplimiento de un deber voluntariamente asumido, dos investigadores de Málaga iniciamos una planificada búsqueda documental con el fin de intentar recuperarla.
A tal fin en el mes de mayo del año 2008 se creó en Málaga la Asociación Bernardo de Gálvez, hoy presidida por Miguel Ángel Gálvez Toro, y una de las primeras consecuencias fue difundir el magnífico retrato que en el año 1784 pintó Mariano Salvador Maella, conservado en Málaga y propiedad de la familia De Haya-Gálvez.
En el año 2009 las investigaciones que realizábamos sobre la biografía de Bernardo de Gálvez en los Archivos Nacionales de Estados Unidos dieron un resultado imprevisto cuando conocimos que el día 8 de mayo de 1783 el patriota norteamericano Oliver Pollock entregó un retrato de Gálvez en el Congreso norteamericano, y allí quedó colgado.
Ello fue publicitado el año 2010 en la revista Péndulo, de ámbito nacional y aún internacional, y por supuesto en la web de la Asociación Gálvez. Pero en tres años no se produjo reacción alguna, hasta que en 2013 una española residente en Washington, Teresa Valcarce, conoció casualmente tan singular caso y tras las oportunas gestiones en Washington pudo comprobar que retrato que se colgó en 1783 no se encontraba ya en el Congreso.
Consecuentemente la Asociación acordó obsequiar a los Estados Unidos enviando a Washington una copia del retrato de Maella, que un año más tarde, en diciembre de 2014, tras un complejo proceso y gracias a las 4.300.000 adhesiones que la Asociación consiguió reunir en apoyo de la iniciativa, quedó colgado en el Capitolio.
Siete días después el presidente Obama firmó el decreto presidencial, previamente aprobado con la unanimidad de las dos cámaras legislativas, nombrando a Bernardo de Gálvez Ciudadano Honorario de Estados Unidos. Antes solamente otras siete personas han merecido tan singular distinción.
Lamentablemente este gran héroe falleció el 30 de noviembre de 1786 en México, apenas cumplidos los 40 años, siendo virrey de Nueva España, desempeño en el que sucedió a su padre.
Pese a lo corto de su mandato -año y medio- Bernardo se ganó el enorme cariño y la profunda admiración del pueblo mexicano por su demostrada bonhomía y por sus constantes y eficaces determinaciones para mejorar la vida de los más necesitados. Su cuerpo recibió sepultura en la iglesia del Colegio Apostólico de San Fernando.
Hoy Bernardo de Gálvez es un héroe compartido entre España, Estados Unidos y México. De él, en el año 1779, el gran poeta de Nueva Orleans Julien Poydrás, testigo sus heroicas acciones en Luisiana y de la trascendental ayuda que prestó a la Revolución American, dejó escrito: